lunes, 22 de febrero de 2021

Cuentos y Valores

La educación no se lleva solamente en el aula, sino que hay muchas formas de educar. Sí, también a través de los cuentos y los libros. Por eso hoy queremos compartir tres cuentos para educar en valores. ¡A leer se ha dicho!

1. El cazo de Lorenzo

Lorenzo es un niño que carga un cazo, un cazo rojo que le oprime, le deprime y que hace que le cueste más que a los demás niños y niñas conseguir ciertas cosas. Este cazo es la materialización de su diferencia respecto a los demás.

Si “googleas” un poco, leerás que “El cazo de Lorenzo” es un cuento que habla sobre la discapacidad de un niño, pero también sobre la existencia de una discapacidad generalizada en la sociedad para entender y tratar a personas como él.

Educación en valores: ¿qué aprendemos de “El cazo de Lorenzo”?

1. Reflexiona sobre la dificultad de ser diferente. Lorenzo es diferente a los demás niños y niñas de su edad. Le cuesta mucho más realizar cierto tipo de actividades y se atasca con facilidad. Llega a aislarse de todo (y de todos) solo por el hecho de sentirse distinto.

2. La dificultad de entender al diferente. Quienes están a su alrededor no se dan cuenta de que también llevan puesto el cazo del “miedo a lo diferente”. Con unos sencillos dibujos, “El cazo de Lorenzo” explica perfectamente la reacción de la sociedad ante algo que no comprende.

3. A que no hay que luchar ni ir en contra de nuestras diferencias. Al contrario, tendríamos que tomarlas como algo intrínseco a nuestra persona, están ahí y debemos sacarle el máximo partido.

4. La impotencia de no poder librarte de algo que no quieres. A todas las personas nos pasa esa pelea constante con uno mismo por no poder eliminar lo que no nos gusta de nosotras. Siempre hay algo que sabemos que deberíamos mejorar pero que nos cuesta mucho.

5. Lo mejor del libro es, sin duda, la esperanza de que existen personas extraordinarias.
Personas que entienden las necesidades de cada niño (o adulto), interpretando el mensaje a través de sus rabietas, trastadas o gritos.

Son personas dotadas de una mirada muy especial. Con amor, perseverancia, empatía y comunicación nos trasladan las herramientas necesarias para enfrentarnos a nuestros miedos y así poder vivir con normalidad y llegar a ser feliz.

6. La importancia de la autoestima. Sentirnos queridos, que valemos, es algo esencial para realizar cualquier cosa que nos propongamos. La seguridad en sí mismo que va adquiriendo Lorenzo es lo que hace que cambie su realidad. Aceptar sus capacidades –y no su discapacidad– le hace adaptarse y quererse.

2. A qué sabe la luna

Un grupo de animales quiere saber a qué sabe la luna y comienzan a organizarse para, entre todos, llegar a coger un trocito.

Educación en valores: ¿qué aprendemos del cuento “A qué sabe la luna”?

1. Valores como la solidaridad o la cooperación están presentes durante todo el relato. El trabajo en equipo de todos los personajes hace que logren su objetivo: llegar a la luna. Con el intento individual de cada uno de ellos no hubiese sido posible conseguirlo.

2. La perspectiva de las cosas. Nos pasamos la vida queriendo llegar a tener cosas imposibles e inalcanzables, cuando lo que deseamos está más cerca de lo que pensamos. La visión de un problema y, lo más importante, nuestra interacción con él, puede variar sustancialmente dependiendo de la perspectiva con que lo tratemos.

3. El gato con botas

Como ya sabrás, “El gato con botas” cuenta la historia de un molinero que reparte su herencia entre sus tres hijos. Al hijo mayor le toca el molino, al segundo el asno y al tercero un gato. Este último no está contento con el reparto de los bienes, cree que sus dos hermanos mayores han salido ganando con el molino y el asno. Pero lo que no sabe es que ese gato no es un gato cualquiera.

Educación en valores: ¿qué aprendemos del cuento “El gato con botas”?

1. Valores como la valentía, el ingenio y la astucia. El gato con botas demuestra su valentía durante todo el cuento, enfrentándose a situaciones de riesgo, saliendo siempre airoso por su gran ingenio. Nuestro peculiar gato no actúa para conseguir un resultado en el momento, al contrario, se marca objetivos a largo plazo.

Por ejemplo, cuando logra cazar una perdiz o conejo no es para saciar de inmediato el hambre de su dueño, sino que se lo ofrece al rey, consiguiendo así ganarse su confianza y obtener en el futuro mejores beneficios.

2. La creatividad. La creatividad implica interpretar la realidad de una manera especial, no como situaciones para obtener una utilidad inmediata, sino como amplias fuentes de posibilidades. Con un poco de imaginación, una situación puede convertirse en otra totalmente distinta.

3. Confianza, actitud activa, paciencia y fuerza de voluntad. “El gato con botas” nos enseña que con una actitud activa -sin desesperar ante los obstáculos- se pueden ir consiguiendo pequeños éxitos hasta llegar a lo más alto.

viernes, 12 de febrero de 2021

Derecho al lenguaje y la palabra

1. El niño tiene derecho más que a mil lecciones de lenguaje, a que sea escuchado con las palabras de su propio universo y no las palabras convencionales.


 2. Tiene derecho a que se le reconozca que antes de nacer ya conocía el lenguaje y es más: que él es eminentemente lenguaje. Y que los investigadores más acuciosos identifican que él a los tres años es un genio lingüístico.


 3. Tiene derecho a que se sepa que percibe los mensajes no solo por su significado sino por su ritmo, pálpito, eufonía y el carácter de los pasos de los interlocutores.


 4. Tiene derecho a vivir la felicidad en las palabras que se le dicen, a proyectar el amor en ellas, a no aplazar la eternidad ni el paraíso sino vivirlo en las palabras que hacia él se dirigen.


 5. Tiene derecho a una relación con la palabra en su dimensión de belleza, de sentido pleno, como si fueran frutos y panales de mieles.


 6. Tiene derecho a que las palabras escogidas para él sean maravillosas, fantásticas y esplendentes. A rechazar todas las que no sean fiesta, gozo y alegría. A pedir el cambio de un profesor si las palabras de este son grises y opacas.


 7. Tiene derecho a que las palabras se las identifique no como sustantivos, adjetivos, pronombres o adverbios –que eso a él no le importa un bledo– sino como palabras de viento, de arcilla o de fuego. Otras como acuáticas o marinas.


 8. Tiene derecho a ser el que pregunta y no el que contesta.


 9. Tiene derecho a otorgarle a la palabra el sentido que se le ocurra. Si se antoja que carpeta pueda significar avión, que pueda volar con ella. Que el maestro siga dicha pauta hasta alcanzar con él las estrellas.


 10. Tiene derecho a crear lenguajes nuevos y nosotros a aprenderlos así se nos atasque la lengua en el intento. A cada palabra nueva que invente el adulto ha de darle un significado mayor, vasto y profundo que complazca al niño.


 11. Tiene derecho a que las palabras dirigidas a él pesen toneladas de cariño, gramos en relación a lo preceptivo y nada en relación a sanciones, prohibiciones y condenas.


 12. Tiene derecho a pedir que se suspenda a un maestro si hace del curso de lenguaje una asignatura gramaticalista, cuando no hay nada más encantador, mágico y formativo que volar con las palabras.


 13. Tiene derecho a apreciar las palabras por el sabor, color, textura y la fragancia que ellas tienen, no perdiendo el gustillo a miel y la música que en ellas resuena.


 14. Tienen derecho a que las palabras desentrañen siempre realidades y contenidos íntimos, profundos y afectivos que nos permitan viajar y estallar de alegría. Que ellas develen y abarquen mundos.


 15. Tienen derecho a que no se les corrija las palabras que pronuncian, menos las que escriben. No olvidemos que ellos son genios. Que cuando presentan una composición vayamos al fondo del asunto y no a la superficie. Tienen derecho a que se elimine de una vez por todas a la vieja gramática.


 16. Tienen derecho a exigir que cada palabra que pronunciemos las respaldemos con nuestra propia vida. Si dijimos “paseo” vayamos a él así sea ya en espíritu si en el tramo final acaso hayamos sucumbido.


 17. Tienen derecho a que las palabras les enseñen a sentir y pensar con autenticidad. A obrar con autonomía, buscando encontrar cada uno su voz interior y plena de triunfo.


 18. Tiene derecho a expresarse construyendo metáforas y a que se le entienda en ese código, dado que es un artista consumado en esa dimensión acrisolada del lenguaje.


 19. Tiene derecho a pedir el cambio de un maestro si la voz de este no es grata, hasta que ella sea reeducada, de tal modo que se convierta en música en sus oídos y que más que comprender las cosas por su significado lo entienda por la melodía que ellas desprenden.


 20. Tiene derecho a la palabra en libertad. A que las palabras sean libres, sueltas y a que le nazcan alas. Que sean saltarinas y felices. Que nada pueda aprisionar a las palabras, en especial las academias; a fin de crear con ellas el mundo nuevo que todos nos merecemos.