sábado, 15 de octubre de 2016
Tercera edad y Educación Social.
PROTECCION DE LA TERCERA EDAD
El educador social es aquel profesional que tiene la responsabilidad de desarrollar actividades de transformación social e integrar o mantener a los sujetos dentro de la rutinadel ser humano, en este caso de la tercera edad. Animan al paciente a mantener su independencia y a participar en actividades con fines pedagógicos, sociales y culturales. A lo largo de toda la vida.
La protección social de este colectivo es algo que ya viene garantizado desde la propia Constitución Española, en cuyo artículo número 50 se cita expresamente:
«Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica de los ancianos durante la tercera edad. Asimismo, y con independencia de las obligaciones familiares, promoverán su bienestar mediante un sistema de servicios sociales que atenderán sus problemas específicos de salud, vivienda, cultura y ocio».
Para hacer efectivo esto, en España se han puesto en marcha una serie de servicios y de prestaciones que van desde las pensiones de jubilación (contributivas o no) a la red pública de servicios sociales. Cada Comunidad Autónoma ha regulado este tema dentro de sus competencias y así, por ejemplo, la Ley de Servicios Sociales de Galicia (21) habla de servicios sociales de atención especializada para la vejez, estableciendo como equipamientos propios para este colectivo: Las residencias de válidos, asistidos y mixtas, los centros de día, las viviendas tuteladas, los pisos protegidos... Además fija como programas propios para la tercera edad el acogimiento familiar, el turismo y termalismo social, las ayudas técnicas y otros que puedan favorecer la autonomía y la participación social del anciano.
Es decir, que hoy en día la protección social de la tercera edad queda mínimamente garantizada a través de una red de servicios sociales (básicos y especializados) y de una serie de prestaciones económicas (pensiones no contributivas, subsidio de movilidad y gastos de transporte, ayudas económica no periódicas, ayudas por defunción, pensiones contributivas...). Pero todo ello se revela insuficiente si atendemos al envejecimiento progresivo de nuestra población y al incremento de las necesidades y demandas que planteará este colectivo en un futuro no muy lejano. Es preciso que la sociedad se conciencie de que ser anciano es vivir una etapa más de la vida, con ciertas limitaciones que nos hacen más vulnerables y que pueden conducir a situaciones de marginación. La intervención con ancianos podría centrarse en:
* Descubrir y analizar las causas de exclusión de este colectivo, adecuando nuestra intervención a la realidad y denunciando las situaciones de injusticia y desatención. * Sensibilizar a los agentes sociales (profesionales y voluntarios), familias, comunidades parroquiales y sociedad en general dando a conocer la realidad de los ancianos y las causas que generan las distintas situaciones de marginación y exclusión. * Fomentar la participación e integración social del anciano ofreciendo cauces y alternativas a través de proyectos y acciones concretas en el terreno. * Afrontar las situaciones de marginación a través de proyectos específicos que den respuesta a las necesidades más urgentes. * Coordinar acciones que se lleva a cabo en entidades publicas o privadas * Potenciar y facilitar formación específica sobre ancianos, tanto para los profesionales voluntarios de la institución, como para el público en general a través de un proyecto formativo concreto.
Es preciso conocer continuamente qué es lo que sucede, cuál es la realidad de los ancianos. Y, a partir de ahí, ir estableciendo las acciones oportunas que posibiliten una mejora en la calidad de vida de estas personas, haciéndoles partícipes de sus proyectos dentro de la comunidad. Por ello es fundamental trabajar con toda la comunidad, sensibilizando e invitando a la participación.
- DERECHOS DE LAS PERSONAS DE EDAD:
Las personas de edad avanzada tienen derecho:
* Independencia:
- A vivienda, alimentos, agua, ropa y atención sanitaria adecuados mediante el suministro de ingresos, el apoyo de la familia y la autoayuda. - A trabajar y a hacer uso de otras oportunidades de generación de ingresos sin barreras basadas en la edad. - A jubilarse y a participar en la determinación del momento y la forma en que han de retirarse de la fuerza de trabajo. - A tener acceso a los programas educativos y capacitación con objeto de mejorar la alfabetización, facilitar el empleo y permitir la planificación y adopción de decisiones con conocimientos de causa. - A vivir en ambientes seguros y adaptables a sus preferencias personales y a sus capacidades cambiantes. - A residir en su propio hogar durante tanto tiempo como sea posible.
* Participación:
- A seguir integradas a la sociedad y a participar activamente en ella, incluido el proceso de desarrollo y la formulación y aplicación de políticas que afecten directamente a su bienestar. - A compartir sus conocimientos, sus capacidades, sus valores y su experiencia con las generaciones más jóvenes. - A tratar de encontrar y desarrollar oportunidades de prestar servicios a la comunidad y de servir como voluntarias en cargos apropiados a sus intereses y capacidades. - A crear movimientos o asociaciones de personas de edad avanzada.
* Cuidados:
- A recibir apoyo y cuidados de la familia, de acuerdo con la situación de ésta. - A recibir servicios de salud que les ayuden a mantener o volver a adquirir un nivel óptimo de bienestar físico, mental y a impedir o retrasar las enfermedades. - A tener acceso a servicios sociales y jurídicos con objeto de mejorar sus posibilidades de autonomía y de brindarles protección y cuidados. - A utilizar niveles apropiados de atención en instituciones que les proporcionen protección, servicios de rehabilitación y estímulo social y mental en un ambiente humano y seguro. - A ejercer sus derechos humanos y sus libertades fundamentales cuando residan en instalaciones de albergue, de atención o de tratamiento, incluido el pleno respeto a su dignidad, creencias, necesidades y su vida privada, y el derecho a adoptar decisiones acerca de la atención que reciban y de la calidad de su vida.
* Plenitud Humana:
- A hacer uso de todas las oportunidades para desarrollar plenamente su potencial. - A tener acceso a los recursos educacionales, culturales, espirituales y recreativos de la sociedad.
* Dignidad:
- A ser tratadas con equidad cualesquiera sean su edad, sexo, orígenes raciales o étnicos, impedimentos o su situación de cualquier tipo, y a ser valoradas independientemente de sus aportaciones económicas. - A vivir con dignidad y seguridad, libres de explotación y de maltrato físico o mental. - A ejercer autonomía personal en la adopción de decisiones en materia de salud, incluido el derecho de morir con dignidad, aceptando o rechazando tratamientos encaminados únicamente a prolongarles la vida.
- EL PLAN DE ACCIÓN INTERNACIONAL SOBRE EL ENVEJECIMIENTO:
El Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento contiene recomendaciones para que se adopten medidas en las siete materias siguientes: la salud y la nutrición, la protección de los consumidores de edad, la vivienda y el entorno, la familia, el bienestar social, la seguridad de los ingresos y el empleo y la educación. Se indicó que las más difíciles eran la vivienda y la calidad de vida, la seguridad de los ingresos y el empleo y la protección de los consumidores de edad. La falta de fondos es el principal obstáculo para la aplicación de las recomendaciones del Plan. Las dificultades económicas, los conflictos armados y los desastres naturales limitaron la disponibilidad de recursos para hacer frente a las cuestiones relativas al envejecimiento.
La escasez de funcionarios es otro problema común entre la mayoría de los países en desarrollo. También han limitado la aplicación del Plan la falta de coordinación entre organismos, las responsabilidades superpuestas y la falta de experiencia en la formulación de normas.
La primera Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento de Naciones Unidas se celebró en Viena (Austria) en 1982. Ésta adoptó un Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento, en el que se ponía más énfasis en la mejora de las condiciones de vida de los mayores que en la reflexión sobre las implicaciones socio-económicas y culturales del envejecimiento como proceso. Sin embargo, la transformación de la sociedad ha propiciado que el envejecimiento acelerado se convierta en la característica dominante de las sociedades del siglo XXI.
La Asamblea General de Naciones Unidas decidió en su 54ª sesión convocar una Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento en 2002 (Resolución 54/262), con ocasión del vigésimo aniversario de la celebración en Viena de la Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, con objeto de realizar un examen general de los resultados de la primera Asamblea Mundial y aprobar un plan de acción revisado y una estrategia a largo plazo sobre el envejecimiento en el contexto de una sociedad para todas las edades, en que se prevean revisiones periódicas. Aceptando el ofrecimiento del Gobierno de España de ser anfitrión de la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, se decidió que ésta se celebre en España en abril de 2002. (Resolución 54/262)
La Segunda Asamblea Mundial deberá prestar especial atención, entre otras cosas, a los siguientes aspectos :
- Las medidas de carácter práctico en relación a todos los aspectos del proceso de envejecimiento. - Los vínculos entre el envejecimiento y el desarrollo y, en particular, las necesidades y perspectivas de los países en desarrollo. - Formas apropiadas de asociación entre el sector público y el privado, con miras a crear sociedades para todas las edades. - Medidas para aumentar la solidaridad entre generaciones. ( F. Educación no formal )
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